Malta de cebada, una cuestión de calidad

Malta de cebada, una cuestión de calidad

Aún se utilizan métodos tradicionales.

La fabricación de cerveza tiene tradiciones de varios siglos de antigüedad que implican gran cantidad de artes, muchas de las cuales se siguen manteniendo en el proceso de fabricación. Por ejemplo el «marchitado» y «desecado» son palabras que hoy en día solo se escuchan en el vocabulario activo de nuestros expertos cerveceros. Estos dos procesos son clave dentro del ciclo de fabricación de cerveza.

En la fase de elaboración se utiliza cebada de primavera/verano premium, fresca y no modificada genéticamente. En el malteado, que es el proceso controlado de germinación establece nuevas bases para la calidad. A continuación, la malta húmeda se seca en dos fases, lo que se conoce como marchitado y desecado, dos procesos naturales del malteado cuya realización requiere mucha pericia y experiencia. Una calidad sin igual proviene de muchos componentes, uno de los cuales, sin duda, es la preparación esmerada de las materias primas. Por eso, este antiguo dicho cervecero también se aplica al marchitado y al desecado: «Lo que el malteador descuida no lo puede salvar ya el cervecero».

Pero, independientemente de si se conocen los términos técnicos tradicionales o no, lo relevante es que describen una forma de trabajar cuyo resultado garantiza un sabor inconfundible y un disfrute de la cerveza incomparable.